Frente a la crisis de un régimen incapaz de asegurar a los trabajadores
el pan, el trabajo y el techo dignos
¡ REFERÉNDUM POR LA REPÚBLICA YA !
La abdicación del rey corresponde a un plan bien trazado para tratar de sacar al régimen del 78 de su agotamiento y de su incapacidad para asegurar la dominación de un país por parte de los poderes oligárquicos. Al mismo tiempo, muestra la necesidad que tiene el régimen para lograr intentar que algo cambie para que, en definitiva, todo quede igual.
Éste es un régimen incapaz de asegurar al pueblo el mínimo bienestar social. El ascensor social no solo se detuvo hace años si no que está en caída libre.
Éste es un régimen incapaz de asegurar el futuro de la juventud, tanto la que ha sido expulsada del sistema educativo como la que estudia con éxito y se enfrenta a un futuro de paro y de precariedad laboral.
Éste es un régimen que no asegura la mínima subsistencia a uno de cada cinco españoles. Según reciente estudio del Instituto Nacional de Estadística, más de un 28 % de los españoles se encuentra en riesgo de pobreza.
Éste es un régimen que no asegura el bienestar básico para la infancia. A principios de enero 2.826.549 vivían en riesgo de pobreza o de exclusión social.
Éste es un régimen que no asegura la posibilidad de tener un techo digno: casi doscientas mil familias fueron desahuciadas en España desde el año 2008.
Éste es un régimen que no asegura el derecho a un trabajo con derechos y que condena a capas cada vez más amplias del mundo del trabajo a la esclavitud en tiempo parcial.
Éste es un régimen en que la corrupción se ha transformado en sistema y abarca no sólo a los partidos políticos, a las organizaciones patronales y a algunos sindicatos, si no al conjunto del sistema productivo.
Éste es un régimen de despojo fiscal de los trabajadores y de saqueo de las arcas del estado por parte de los bancos y de las grandes empresas. Este es un régimen incapaz de asegurar el futuro de las pensiones.
Cuando en 1978 se aprobó una Constitución monárquica sin ruptura democrática, como moneda de cambio, se prometió un mínimo bienestar social. Era el precio a pagar a cambio de que las clases dominantes durante el franquismo continuaran conduciendo el “timón de la nave del Estado”.
Éste es un régimen en que las clases dirigentes no sólo han incumplido esa promesa, reflejada en varios artículos de su Constitución, si no ahora pretenden hacernos retroceder en derechos a situaciones anteriores a 1978.
La juventud no está dispuesta a soportar esta situación. La juventud no quiere ser esclava de los acuerdos o de las derrota de la anterior generación. La juventud se ha levantado masivamente desde hace años contra este estado de cosas. Ese levantamiento empezó con el movimiento del 15 de mayo de 2011.
Más adelante surgió un movimiento democrático por el derecho a decidir en Catalunya. A pesar de los esfuerzos de la oligarquía catalana por manipular ese movimiento en su provecho, es innegable que ese movimiento expresa el profundo rechazo de muchos catalanes hacia ese régimen corrupto e incapaz.
Ese rechazo masivo se amplió y tomó un nuevo impulso con la gran movilización social que representaron las Marchas por la Dignidad del pasado 22 de marzo. Los resultados electorales del pasado 15 de mayo expresaron también el agotamiento del régimen y su incapacidad para satisfacer los anhelos del pueblo trabajador: Pan, trabajo y techo.
Es para superar esa crisis del régimen que los grandes poderes del estado, es decir la gran patronal y la oligarquía bancaria, los partidos del sistema PP-PSOE, PNV, CiU, la Iglesia, el ejército y los grandes medios de comunicación se han conjurado y están poniendo en práctica un proceso cuyo cronograma político, jurídico, institucional y mediático han diseñado al servicio del cambio en la continuidad.
El objetivo de este cronograma es claro y preciso: tomar la iniciativa, recambiar la figura real, repintar la fachada de las instituciones, arrebatarle la iniciativa al pueblo, dirigir el proceso hacia una segunda restauración borbónica. Otra cosa es que su proyecto llegue a funcionar. Otra cosa es que el pueblo lo permita.
CO.BAS denuncia este intento y llama a los trabajadores, llama a los sectores populares a la reflexión, a la movilización y a la lucha. Lo que suceda en estos días puede determinar el futuro de las jóvenes generaciones y del conjunto del país durante décadas.
El actual desastre social no puede perpetuarse. Debemos abrir vías de cambio, vías de futuro y de progreso social para nuestro pueblo. CO.BAS apuesta por devolver la palabra al auténtico y único soberano: el pueblo trabajador.
Sea por la vía que sea, el pueblo debe recuperar la soberanía, debe decidir qué tipo de régimen social y político quiere. Hoy el restablecimiento de la democracia pasa en nuestro país por la instauración de un régimen republicano. Para hacerlo posible, CO.BAS cuyo modelo no puede ser otro que el de una república democrática y social considera que esa es la reivindicación que debe ponerse ahora en primer plano.
CO.BAS reclama la más amplia unidad del pueblo trabajador, su salida a la calle, que ocupe el espacio pública y que imponga por la fuerza de su lucha un cambio real, una ruptura democrática, un régimen republicano, democrático, social y de progreso. En definitiva, el futuro para la juventud, el futuro para nuestros pueblos.
Por todo ello, desde CO.BAS, apoyamos todas las movilizaciones unitarias que se convoquen en el conjunto del estado para un Referéndum por la Republica y a favor del cambio de sistema monárquico.
