Fuente: laultimahora.es
Han sido uno de los colectivos profesionales más imprescindibles en los hospitales durante la pandemia y también las más invisibles. A Elena y a tres compañeras más las suspendieron de empleo y sueldo por denunciar que la empresa privada que gestiona el servicio de limpieza en el Hospital Clínico San Carlos no facilitaba mopas suficientes y otros materiales necesarios para higienizar el hospital, por lo que anunciaron a los pacientes, colgando carteles, que no podrían limpiar algunas estancias del centro sanitario por falta de productos.
Como informa LA ÚLTIMA HORA NOTICIAS en su noticia de ayer, cuando llegó el Covid19 la situación empeoró y, además de la carga de trabajo y los bajos sueldos, había que sumar el miedo a enfrentarse al virus sin material de prevención. Elena asegura que “si amenazábamos con no limpiar por falta de medidas de prevención, decían que nos iban a sancionar”.
Ella, como el 50% de las 100 limpiadoras del turno de mañana del Clínico San Carlos, las que limpian las habitaciones y se enfrentaron a focos de mucha carga viral, se contagió y tuvo que pasar la cuarentena. “Nos decían que no éramos personal de riesgo y nos tuvieron 15 días sin batas ni mascarillas”, denuncia esta limpiadora y aclara que “no entubamos y no curamos, pero al limpiar una habitación nos acercamos a medio metro de los pacientes”.
Elena y otras compañeras denunciaron a Garibaldi, la empresa vasca que gestiona la limpieza del Clínico San Carlos, por la falta de medidas de protección y el juzgado de lo social le ha puesto una multa de 15.000 euros. Mónica Meis, limpiadora del Hospital La Paz, donde el servicio de limpieza está también privatizado a Ferrovial -una de las grandes multinacionales beneficiarias de la privatización a cachos de la sanidad madrileña- relata que hubo “mucho descontrol” en su centro y que pasó “mucho miedo”.
“Fue bastante duro, la verdad, nos decían que éramos personal de bajo riesgo y no nos daban equipos de protección”, cuenta esta señora que tiene un salario de poco más de 1.00 euros al mes, como Elena. En su hospital hay 315 trabajadores de la limpieza, de los cuales unos 70 cayeron enfermos por Covid19.
Otra gran queja común es que las bajas no eran sustituidas por nuevas contrataciones, por lo que la carga de trabajo aumentó notablemente, unido al estrés emocional. Tampoco se aumentó la plantilla para limpiar las UCIS que cuadriplicaron su capacidad, morgues donde cada día entraban entre 30 y 40 cadáveres y pasillos atestados de enfermos.
35% de contagios
Jesús Camacho, limpiador de La Paz, y sindicalista de CCOO, es otro trabajador de limpieza que cayó contagiado por el coronavirus. Su principal queja es que cada día faltaban entre 40 y 50 empleados para poder cumplir con los cánones de limpieza durante la pandemia y amortiguar las bajas. Se calcula que en torno al 35% de la plantilla de limpieza de la sanidad madrileña ha sido infectada por Covid19.
Mónica Meis subraya que se multiplicó el trabajo porque no podían ir solas a limpiar quirófanos, morgues, urgencias, habitaciones, laboratorios, despachos y otras dependencias hospitalarias. “Antes íbamos de una en una, pero con el Covid19 íbamos dos para ayudarnos a ponernos los equipos de protección. Una limpiaba y la otra se quedaba fuera, pero el hospital había que limpiarlo igual siendo la mitad”, manifiesta.
Vanesa Lillo, diputada de Unidas Podemos en la Asamblea de Madrid, revela que en una reunión con el Consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, preguntó por las medidas de protección que se iban a tomar para los trabajadores que, prestando servicios esenciales en el sistema sanitario, pertenecían a empresas privadas, como el caso de la mayoría de las limpiadoras hospitalarias de la Comunidad de Madrid.
¿Quién protege a las limpiadoras privatizadas?
La respuesta del consejero indignó a la diputada: “Me dijo que la protección de las limpiadoras no era competencia de la Consejería de Sanidad”. Esto le lleva a asegurar que el personal de limpieza privatizado ha estado “muy desprotegido” y que esa es una de las consecuencias “más graves y negativas” de lo que significa el “modelo privatizador del PP”.
Iván, del comité de empresa del Hospital de Henares -uno de los construidos durante el mandato de Esperanza Aguirre, propiedad de un fondo buitre-, tuvo que ir hasta 16 veces a la inspección de trabajo para que el personal de limpieza recibiera material de prevención. Durante ese tránsito se contagiaron 20 de las 64 limpiadoras de este centro.
El salario de una limpiadora de uno de los ‘Hospitales Esperanza Aguirre’, cedidos su gestión durante treinta años a bancos y empresas de la construcción como ACS, Ferrovial o Acciona –que luego a su vez fueron vendidos a fondos buitre- no llega a 950 euros, entre 200 y 300 euros menos que una trabajadora del Gregorio Marañón, el único servico de limpieza hospitalaria que aún es público en la Comunidad de Madrid, aunque tiene los días contados porque se ha aprobado ya el contrato para su privatización. Estos 200-300 euros es también el dinero que van a cobrar de menos las trabajadoras, convertidas a su vez en materia prima barata para aumentar la tasa de beneficio de las empresas, entre ellas Clece –propiedad de Florentino Pérez-, que en la reducción de salarios y precarización de las condiciones de trabajo sus beneficios millonarios.
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