¿O es la salud de las y los trabajadores precarios de los almacenes de logística y de distribución la que no es tan esencial para el decreto del gobierno? Desde el inicio de la crisis originada por la pandemia de coronavirus, el criterio determinante para la patronal y para el gobierno ha sido preservar el negocio los capitalistas. Y este es un ejemplo más donde los intereses empresariales se anteponen a las medidas de contención de la epidemia. Hay que limitar la exposición no imprescindible de cualquier trabajador o trabajadora. Por su salud y la del resto. Exijamos del gobierno que se suspenda ya la actividad en estos sectores no esenciales en estos momentos de emergencia social y sanitaria con más de diez mil fallecidos.
Señalar a quien “vulnera” el obligado confinamiento y a la vez pedir unas mancuernas o un videojuego desde la protección de nuestras casas encierra una triste contradicción social. Aplaudir a quien está obligado a trabajar en los sectores esenciales y obligar a trabajar a quien debería estar igualmente confinado por el bien común, para consumir además productos no imprescindibles, esconde una hipocresía verdaderamente lamentable. Y excepcionar por decreto todo el comercio por internet, sin distinción alguna, implica un desprecio incomprensible hacia la salud de un colectivo con condiciones laborales ya bastante precarias, y donde las medidas preventivas han llegado tarde o ni siquiera han llegado aún.
El Gobierno ordenó el domingo 29 de marzo la paralización de toda actividad económica no esencial para frenar el avance del coronavirus, con un decreto ley que además establece un permiso retribuido recuperable obligatorio para las y los trabajadores afectados de esos sectores considerados no esenciales. El decreto publicado en el BOE en la madrugada del domingo al lunes incluye una larga lista de excepciones por motivos lógicos de necesidad social, a esta obligación de cierre. Pero entre todas ellas, sorprende la excepción hecha a la distribución y entrega de productos adquiridos en el comercio por internet, telefónico o correspondencia, sin que tengan que ser de primera necesidad.
Y es que al parecer la venta “online” de las marcas de ropa y ocio se han multiplicado en varias veces tras el cierre obligado de las tiendas físicas por el estado de alarma. Lo que supone que miles de trabajadores y trabajadoras deben salir de sus casas a diario y acudir a sus centros de trabajo para preparar paquetes o repartirlos a los domicilios. Paquetes que no contendrán medicamentos ni alimentos, sino artículos de ocio o de moda o de cualquier otra cosa que no será de primera necesidad.
Desde co.bas consideramos un error mantener esta actividad no esencial y una irresponsabilidad excepcionar la logística y el transporte de esos productos ante las cifras dramáticas de contagios y fallecimientos que estamos padeciendo. Y ya hemos denunciado ante la Inspección de Trabajo en almacenes de logística como los de CTC en los que tenemos representación la incoherencia que supone mantener su actividad en la línea de productos no esenciales.
Para finalizar, hacemos un llamamiento a la clase trabajadora para que sea responsable con sus hábitos de consumo, y no obliguemos a otros trabajadores y trabajadoras a exponerse a riesgos para su salud para satisfacer necesidades que ahora son accesorias. Que el esfuerzo que están haciendo por nosotros/a los y las trabajadoras sanitarias recortadas desde hace años, las limpiadoras en los hospitales y las cajeras en los supermercados, con salarios de pobreza aunque trabajen de lunes a domingo librando días sueltos, y el resto de trabajadores y trabajadoras de servicios realmente esenciales no sea en vano.
Solo el pueblo puede salvar al pueblo de esta crisis
¡Suspensión ya de toda la actividad no esencial!
# Yo Me Quedo En Casa
# Yo No Obligo A Que Nadie Salga De Casa.
Viva la lucha de la clase obrera contra esta epidemia del coronavirus.