28 de abril Día Internacional de la Seguridad y la Salud en el Trabajo. Sus recortes nuestras vidas. Nunca más precariedad.

Precariedad del sistema productivo, que desde hace décadas ha sido desmontado o deslocalizado por los sucesivos gobiernos a países con salarios y condiciones laborales de semi-esclavitud, incapaz ya de fabricar mascarillas, equipos de protección básicos o respiradores ante una crisis sanitaria, lo que supuso que en el país de la Champions se tuviera que elegir a quién se atendía y a quién no se podía.

Precariedad del sistema sanitario, recortado también por los mismos sucesivos gobiernos, y puesto en manos del negocio privado donde prima el beneficio por encima de los recursos y por supuesto de las condiciones laborales. Precariedad en las residencias de ancianos, donde también el mismo negocio privado, con la connivencia del estado y las autonomías, mantiene desde hace demasiados años a nuestros mayores en un criminal estado de abandono, con ratios de trabajadoras/es y medios por debajo de lo necesario para proporcionarles el cuidado que se merecen, y donde no es casual que el coronavirus haya causado ya la muerte de más de 15 mil de nuestros ancianos y ancianas.

Y precariedad en definitiva de las condiciones de trabajo, incluso en aquellas actividades más esenciales en estos momentos, como la sanidad, la limpieza, el trabajo en el campo o la distribución y comercio de alimentos, con trabajadoras/es sin medidas de protección adecuadas, y sin pruebas de contagio, y que solo en el ámbito sanitario ha provocado hasta ahora la infección por coronavius de más de 30 mil trabajadores/as, el 20% del total, lo que probablemente supondrá el fallecimiento de decenas de ellos.

Vaya desde aquí nuestro agradecimiento y solidaridad de toda la clase obrera con nuestras heroínas y héroes. Porque son ellas y ellas nuestras heroínas en esta guerra contra la pandemia. No los gobiernos que privatizaron la Sanidad, mandaron a la migración a investigadores/as y sanitarios/as y precarizaron el trabajo de todas y todos. Ahora y siempre Sanidad 100% PÚBLICA.

Mención aparte supone la precariedad, más bien ausencia, de escrúpulos por parte tanto de la patronal como de quien en plena curva ascendente legisló con criterio empresarial y permitió estas excepciones de actividad innecesarias, para las que la salud y la vida de miles de trabajadoras/es, y sus familias, han sido secundarias frente al beneficio capitalista.

Precariedad laboral que en 2019 se llevó la vida de 695 trabajadores/as, y que en el acumulado de febrero de 2020 ya registraba 96 fallecimientos, 23 más que en el mismo período del año pasado. Cerca de 8 mil trabajadoras y trabajadores desde el inicio de la anterior crisis, en 2008. Unas cifran que explican claramente quien las paga, también con sus vidas.

Precariedad en suma, que no es casual, como la aparición de un virus, sino que proviene de los recortes empresariales en condiciones de trabajo y salarios para aumentar beneficios, y de la falta de inversión en una prevención de riesgos laborales real. Que nos proteja frente a la sobrecarga física y mental derivada de la escasez de las plantillas y la falta de un descanso semanal adecuado en muchos sectores como el comercio, la hostelería, el socio-sanitario, etc. Y que incorpore ayudas mecánicas en la industria, en la construcción, en la logística, en el campo, en las camas de los hoteles para evitar su elevación manual, y en cualquier tarea de especial dureza, para evitar las incapacidades.

Pero también por los recortes en la persecución por parte del estado, a través de la Inspección de Trabajo y la Fiscalía, del delito laboral y preventivo. Y sobre todo por la ausencia de políticas urgentes que protejan realmente la salud y la vida de los trabajadores/as frente al capitalismo destructivo, permitan reducir la edad de jubilación en actividades de gran desgaste físico antes de la aparición de enfermedades invalidantes, y proporcionen trabajo en condiciones dignas a las y los jóvenes.

A estos recortes y a estas políticas que se están llevando a miles nuestras vidas tenemos que decir basta. Ahora y después, en cada centro de trabajo, y cuando podamos, en las calles. NUNCA MÁS PRECARIEDAD. SUS RECORTES, NUESTRAS VIDAS.

VIVA LA CLASE TRABAJADORA Y VIVA NUESTRA LUCHA.

Manifiesto 28 abril 2020 cobas en PDF (castellano)